sábado, 21 de abril de 2012

Los protegidos 3x07: "La vida sin Culebra"

El cielo de Valleperdido ya no tiene el mismo color, no brillan las estrellas y el viento sopla fuerte, rabioso. Sandra está arrodillada en el suelo abrazada al cuerpo inerte de Culebra. Intenta reanimarlo para que abra los ojos y la mire, aunque sea por última vez, pero ya nada vale porque Culebra se ha ido para siempre. Entonces Sandra furiosa mira al cielo y, rabiosa de dolor, lanza dos enormes rayos que provocan truenos y relámpagos.
Empieza la tormenta y empiezan a caer las primeras gotas sobre la cara de Sandra y de Culebra. Y en el bosque la planta mágica se marchita y caen sus hojas al suelo, como si fueran lágrimas de pena, como si la planta supiese que uno de los suyos, un poderoso acaba de morir.

En casa, Lucía y Carlitos terminan de hinchar unos globos, cuando una fuete luz ilumina sus rostros. Son los rayos de la tormenta, pero no es una tormenta cualquiera y Lucía lo sabe. Ha notado un pálpito en su corazón, algo que nunca antes había sentido. Lucía se asoma a la ventana intranquila, ¿Qué habrá pasado? Entonces Sandra entra por la puerta. Las dos se miran sin decirse una palabra, pero no hace falta porque Lucía lo entiende todo. Ya sabe por qué el cielo está gris, por qué ha tenido ese pálpito… Ya sabe que Culebra ha muerto.
La vida sin Culebra empieza ahora, al día siguiente, cuando todos tienen que asimilar que nunca más lo volverán a ver. Lucía, por ejemplo, se ha quedado a dormir en la cama de Culebra y no quiere bajar, ese es el único lugar dónde le puede sentir como si no se hubiera ido. Además, quiere despedirse de él y Mario no la deja ir al cementerio, así que tendrá que buscarse otra manera de despedirse de Culebra, algo más pequeño, algo que quede entre ellos dos.
Sandra está desolada, triste y sin energía, su poder ya no funciona. Lucas intenta animarla, pero ella no quiere ir al cementerio y recordar a Culebra así, dentro de una caja, muerto. Lucas la entiende pero tiene que hacer un esfuerzo, por él, por Carlitos y Lucía. Ahora son ellos los que les tienen que cuidar, ahora es él el hermano mayor, pero no puede hacerlo solo, ella le tiene que ayudar.
Para Julia también ha sido un golpe muy duro. Ella también sabe que hay un antes y un después de la muerte de Culebra, pero lo tiene claro, ahora lo más importante es estar con la familia. Lo que no sabe Julia es que Dorita se ha dado cuenta de algo muy serio y tiene otros planes reservados para ella.
Todos sufren a su manera e intentan superar este duro golpe, pero lo que ninguno de ellos puede sospechar es que la muerte de Culebra, además del dolor y la pena, provocará la mayor crisis nunca antes vivida en la familia Castillo. Porque… ¿Qué pasaría si alguien descubriera que la familia Castillo no es quién dice ser? ¿Qué pasaría si tus vecinos y amigos descubrieran que le has estado mintiendo todo este tiempo? ¿Qué pasaría si la policía quisiera llevarse a tus hijos?
Aquí empieza una nueva aventura para la familia Castillo. Una aventura que les llevará hasta el límite, hasta un punto de no retorno. Un punto en el que Julia tendrá que tomar una de las decisiones más importantes de su vida. Porque si alguna vez esta familia le ha importado es el momento de demostrarlo. Ella sabe que puede salvarles de este trágico final, pero tendrá que descubrir su verdadera identidad, confesar quién es, que ha estado mintiendo y que sólo quiere ayudarles.
Pero… ¿Estará Mario preparado para escuchar todo esto en el momento en el que su familia está en peligro? ¿Confiará Mario en Julia después de saber toda la verdad? ¿Y qué pasará cuando la familia Ruano se entere de todo? ¿De parte de quién estará? ¿Hará Rosa algo para ayudar a sus vecinos o los entregará a la policía?
Leo se siente frustrado después de la muerte del que hasta ahora se había convertido en su mejor amigo. Cuando va al colegio a recoger sus cosas de la taquilla tiene una experiencia única. Leo acude rápidamente a Sandra y le cuenta todo lo que le ha pasado en el colegio.
Lo que ninguno de los dos se puede imaginar es que Martín y Michelle van detrás de sus pasos. Martín acaba de confesar a Madre que Leo pudo ver quién conducía el coche del accidente. Madre se enfada con ellos. Está furiosa porque todo les salga mal, porque sean tan torpes. Pero no va a permitir que su plan se descubra, ya ha perdido bastante con la muerte de Culebra, así que no va a consentir más errores. Hay que ir a por Leo, ése va a ser su próximo objetivo y no consentirá más fallos.
Michelle y Martín se presentan en el colegio y tienden una emboscada a Leo y Sandra. Ninguno de los dos tiene las mínimas sospechas de lo que está a punto de pasar, pero Sandra ve un elefante en el llavero de Martín y entiende qué pasa.
Sandra y Leo despiertan en el almacén del bar, atados de pies y manos. Sandra no tiene electricidad, no se pueden soltar y lo necesita más que nunca, porque tiene que aviar a Mario de quiénes son en realidad Martín y Michelle. La familia está nuevamente en peligro y Sandra tiene que avisarles. Pero Sandra no sabe que en casa las cosas no pintan mejor. Antonio intenta mediar con Mario y la policía para que Mario les entregue a los niños. Mario nunca va a permitir que le quiten a sus hijos. Así que si tienen que entrar lo harán a la fuerza.

Leo y Sandra intentan desatarse. Pero ninguno de los dos puede, Sandra está sin energía y Leo no puede moverse. Mientras, en casa, las cosas cada vez se ponen más complicadas. La policía lo tiene claro, esos niños son muy valiosos y va a ir a por ellos y lo peor es que Mario lo sabe y no puede hacer nada. La familia vive el peor momento desde que llegó a Valleperdido, puede que esté viviendo su verdadero final. Todos están acorralados, Sandra y Leo atados de pies y manos en el almacén y Mario, Julia y los niños en casa sin saber por dónde escapar de la policía. Todos están en peligro, pero hay alguien que puede sacarlos de ahí.

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